En este último tiempo Chile como país ha tenido grandes índices positivos, ya sea una economía estable, una sociedad que en términos generales está satisfecha con su calidad de vida. Siempre nos han dicho políticos y los noticieros que Chile es la envidia dentro de Latinoamérica, donde la pobreza ya no es tan elevada como en otros países. Se han creado miles de empleos para que las personas puedan desenvolverse y desarrollar sus habilidades a través de programas de estudios, como técnicos o mecánicos. Por todo esto y más Chile es la vanguardia de América Latina, prima en la sociedad el síntoma de grandeza y dignidad nacional. Sin embargo, es todo un camuflaje que nos enseñan los políticos, porque existe un descontrol a nivel social, que se ejemplifica a partir de la discriminación y la desigualdad entre las clases del país. Más aun proyectamos un nivel cultural que no es para nada la envidia a nivel internacional, ya que existe racismo hacia otros países. Tal es el caso de los hermanos del Perú que ya hace muchos años se han asentado en el país buscando oportunidades para lograr sus sueños y logros como cualquier otro.

En la capital son muchos los peruanos que han llegado, se asocian entre ellos y forman diferentes negocios, como restaurantes, sitios de internet, ferias artesanales y muchos otros. Han desarrollado estrategias económicas que son importantes, porque muchos de los negocios nos han ayudado a nosotros como sociedad a aprender un poco más de ellos, especialmente sobre su gastronomía. La comida peruana es bien sabido por muchos que es condimentada y rica en todas sus recetas. Esto es importante mencionarlo, porque es parte de la cultura peruana, la cual ha llegado a Chile para quedarse e ir fomentando un poco más la vanguardia gastronómica que significa tener diversidad de comidas. Asimismo es un ejemplo evidente de que no solo existen aspectos negativos en Chile con relación a la discriminación racial, sino que en este mismo ejemplo podemos apreciar rasgos interculturales que generan cambios positivos para la sociedad como tal.

La interculturalidad es el patrón que Chile debe seguir para romper con el racismo hacia los peruanos. De hecho se puede partir desde las bases escolares para generar cambios a nivel nacional a través de una educación de calidad que evidencie el problema del racismo como un mal de la sociedad chilena y que al mismo tiempo lo integre al programa del mineduc, para que cada uno de los colegios (particulares y municipales) lo lleven a cabo.

Por lo tanto, la solución de este problema recae en producir nuevas políticas de integración, donde la educación es un pilar fundamental, porque los niños sociabilizan entre sí, juegan, hacen tareas  y estudian sobre su cultura, lo que produce que haya un intercambio cultural que va abriendo puertas para lograr una nueva forma de educar.

La educación intercultural sigue los pasos para erradicar la xenofobia y el racismo como tal, sirve para cambiar la visión tan negativa que tenemos de los peruanos, porque muchas veces se resaltan los aspectos físicos para humillarlos y también dichos cotidianos como por ejemplo que son cochinos, borrachos y bulliciosos. Mientras que el otro lado de la moneda queda reducido y muy poco se habla de las cosas buenas que significa conocer otra cultura. “Sus experiencias, sus conocimientos y sus costumbres. Hay que precisar que no se trata simplemente de traer e instalarlo en la cultura chilena, sino de recrearlo, reinventarlo, con los otros, con ellos, o sea, entre “nosotros”, chilenos y peruanos[1]. Es por esto que la inmigración y en gran parte la interculturalidad son importantes para el país, porque ayuda a mirar un nuevo horizonte identitario capaz de fomentar lazos con otra cultura, ayudarse mutuamente e identificarse con rasgos notorios como por ejemplo que somos del mismo continente, y que los dos países tenemos grupos étnicos que nos hacen parte de una América Latina  totalmente diversa en sus costumbres, pero siempre con una visión de poder lograr objetivos como la dignidad humana, la cooperación internacional y la ayuda al forastero .

El paralelo que existe entre racismo e interculturalidad es lo que debe erradicarse, lograr una identidad que se identifique con los grupos que migran hacia Chile, entablar lazos, conocer su cultura y generar cambios, para que ya no exista rivalidad y discriminación hacia ellos, ya que es habitual verlo no solo en Chile, sino que en la mayoría de los países es algo normal. Los inmigrantes responden a necesidades que cualquier persona o la mayoría de los chilenos buscan, es decir, una estabilidad económica para uno y para la familia, por lo tanto,  es trascendental que haya un cambio de mente para quienes aun piensan que lo difícil es aceptarlo.

Anzux. La orden errante...